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Fotos: Transbordadores espaciales secretos de Rusia, ocultos durante 22 años

Los restos del proyecto espacial más costoso de la URSS han permanecido en un hangar postapocalíptico durante varios años, ocultos de la vista de curiosos en las extensas estepas de Kazajistán, en el cosmódromo de Baikonur.



Las abandonadas naves del también abandonado proyecto soviético Burán, antiguo orgullo de la industria espacial nacional, están viviendo sus días a merced de los saqueadores y las tormentas de polvo.
El OK-1K2, apodado 'Little Bird', fue el segundo transbordador espacial del programa Burán y tenía su primer vuelo ya programado cuando se cruzó en su camino la desintegración de la URSS. Un bloguero y aventurero que se identifica como 'Ralph Mirebs' y cuyo blog está escrito en un perfecto ruso ha tomado las imágenes de la decadencia de esta gran nave.
"El tiempo y la gente no ha perdonado a estas naves espaciales, y su estado es lamentable. Los paneles termorresistentes se han pelado, el cristal de la cabina está roto y el fuselaje está cubierto con una gruesa capa de excrementos de pájaros", escribe Mirebs en su blog.

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El programa Burán se inició en 1974. Al igual que muchas de las innovaciones de la Guerra Fría, fue una respuesta a lo que la otra superpotencia estaba haciendo: en este caso el programa del transbordador espacial de Estados Unidos, y tenía propósitos principalmente militares, portar ojivas nucleares en una guerra 'orbital' contra la OTAN.
El único transbordador que alcanzó el espacio fue el OK-1K1, el Burán original, que más tarde dio su nombre a todo el proyecto. En 1988 se realizó su prueba de vuelo no tripulado, que duró tres horas y 36 minutos.
Cuando el programa fue abandonado por un Estado ruso con problemas de liquidez en 1993, había cinco modelos en diversas fases de construcción.

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El Burán original y Little Bird se mantuvieron juntos hasta que una tormenta destruyó la primera nave hace trece años. Little Bird y una de las otras naves fueron trasladados a un hangar. Mirebs explica cómo logró entrar en el recinto.
"No está claro si tenía equipo instalado o sus equipos fueron arrancados y vendidos por los metales preciosos que supuestamente contenían", escribe Mirebs.
"La historia se mueve en una espiral, y este un proceso que se repite una y otra vez. Podemos echar de menos esta pérdida y el tiempo perdido, pero los hechos son que Rusia está perdiendo rápidamente su estatus de potencia espacial", resume Mirebs, que dice que viven Japón.

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"La cosmonáutica ha perdido lo romántico, quedándose únicamente en cifras secas de estadísticas financieras. ¿Por qué gastar miles de millones en el espacio, si no aporta beneficios para el futuro próximo?".
"¡Levántate otra vez, Señor! ¡Levántate de las cenizas!", termina el autor.

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